Corrupción, Sociedad y los Funcionarios

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Por: Becker Márquez Bautista

Amigo lector. La corrupción es un cáncer que nos carcome lentamente como sociedad, generalmente impacta desfavorablemente en el desarrollo social y económico de un país; la corrupción es el mal uso por parte de un funcionario que abusa de su autoridad y de los derechos que se le confían, hay distintas formas de corrupción, una de ella es cobrar un dinero al Estado sin trabajar (Botellas) y las oportunidades que ese funcionario y/o ciudadano tiene para beneficiar a un amigo o un familiar, las conexiones o entramados que realizan para lucrarse a título personal de los recursos públicos, contrario a lo que estipula la ley y los principios morales.

La prepotencia y la arrogancia de los corruptos ha sido soportada por años más de la cuenta por los Dominicanos, recursos que pueden ir dirigidos al bienestar y a la transformación social han sido repartidos entre grupos políticos, empresariales y parte de la sociedad civil; dichos recursos repartidos entre ellos al final termina empobreciendo y sin oportunidades de progreso y bienestar para el pueblo, recursos públicos que debieron invertirse en una buena educación, en un sistema de salud eficiente, en infraestructura de calidad, agua potable, todos esos recursos fueron a parar a los bolsillos de unos pocos y a aumentar los privilegios de los que se sienten y actúan como los verdaderos dueños del país.

Nuestro país dormido permitió la consolidación de esta forma de hacer política y de enriquecerse a través de la corrupción que dicho sea de paso le oprime y le arrebata la esperanza de un nuevo por venir, hasta que el país no despierte esos corruptos seguirán enquistados en el poder y así garantizándose más riqueza para ellos y más pobreza para el país.

La corrupción política obedece a la poca formación familiar de algunos ciudadanos y son actos deshonestos o delictivos cometidos por un funcionario y autoridades públicas que abusan de su poder e influyendo en el mal uso intencionalmente de los recursos financieros y humanos a los que tienen acceso, anticipando sus intereses personales o los de sus allegados, para conseguir una ventaja ilegítima generalmente de forma oculta, esos corruptos utilizan los partidos políticos como búnker para disimular sus comportamientos y así lograr sus objetivos.

Hasta que los partidos políticos inicien un proceso de depuración y una profilaxis no se acabará la corrupción política, pero además, la propia sociedad debe ser más exigente a la hora de elegir un candidato a ocupar un cargo electivo y ser garantes del buen comportamiento de los funcionarios público.

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