Comunidad dominicana peligra en New York

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Por Mirtha Piña

Hay personas que aún con décadas en una posición de servicio, no aprenden la ejecución para las cuales han sido designados, deshonran las funciones que la gente les ha otorgado.

Este es el caso que por años la comunidad que representa el congresista Adriano Espaillat ha tenido que soportar, muy especialmente cuando del comportamiento de su secretaria ejecutiva Aneury Batista se trata.

Chantajes, insultos, e intimidación, sin límites, son algunos de los atropellos proveniente de la secretaría ejecutiva del congresista de origen dominicano Espaillat.

Espaillat representa el distrito 13 del Alto Manhattan y parte de El Bronx, en la ciudad de Nueva York.

Desde su inicios y durantes muchos años, mi esposo y yo fuimos partes del equipo de trabajo voluntarios, mucho antes de el ser congresista.

No obstante, particularmente yo no pude continual viendo y callando la falta de respeto y desconsideración departe de la empleada Aneury Batista, la comunidad cuestiona porque el congresista ha sido tan permisivo ante las constantes quejas de la inconducta de esta señora, en su manejo público y privado.

Cuyo poder la ha inflado de poder, y junto a un grupo de personas que ella maneja desde el club político, operan como los “capos mejicanos qué todos los periodistas y civiles que
no comulgan con ellos, los desaparecen.”

La conducta de esta señora pone entre dicho la moral y el respeto de muchas personas debido al lenguaje no profesional, acompañado de un pésimo servicio en la oficina
Poniendo vulnerable la posición del congresista que tanto les ha costado a la comunidad dominicana.

Aunque las quejas llueven por la inconducta de su secretaria al congresista parece no interesarles resolver esa situación que cada ves se agrava más, debido a los derechos que posiblemente el les confiere para actual de esa manera.

La mujeres dominicanas expresan sentir vergüenza ante la conducta de Aneury Batista, empleada del congresista Espaillat.

Esta señora en tiempos de elecciones hace uso de palabras y jestos sexuales públicamente como insultos e intimidaciones a los adversarios de su jefe.

En varias ocasiones como miembra activa de mi comunidad, periodista y escritora me he visto obligada a diferir de las políticas divisionista y dictatoriales del congresista Adriano Espaillat, he sido atacada verbal y emocionalmente llegando hasta la amenaza por la señora Aneury Batista y un grupo de lacayos usado para esos fines.

Desde que la escuché por primera ves me di cuenta que era una persona indisciplinada, e irrespetuosa para servirles a la comunidad en cualquier oficina pública o privada.

Lo más que lamenta la comunidad es la falta de consecuencias que has tenido esta señora por su inconsciencia.

Esas son unas de la razones por la que les retiré mi apoyo como los han hecho otros, al congresista.

Ahora alega que yo les maldecí su madre cosa que no es cierta, si les cuestioné que cual había sido su educación y la procedencia del hogar y la escuela que la habían educado.

Llegue a esta ciudad de New York, con mi esposo y mis dos primeros hijos muy pequeños aquí tuvimos dos más, desde nuestro país natal República Dominicana hemos sido personas que hemos luchado fuerte por nuestras gentes, nunca hemos manejado recursos públicos ni privado, juntos en tiempos difíciles logramos llevar nuestros cuatro hijos a las mejores universidades de esta gran nación, algo que tanto mi esposo como yo tuvimos claro fue la educación de hogar que les ofrecimos a nuestros hijos.

Por años he trabajado fuerte con mis hijos y los hijos de los demás en reclamo de una mejor educación en las escuelas de mi vecindarios.

Bajo todas adversidades mi esposo fue miembro de la Junta Escolar Comunitaria, posición de servicios voluntarios y desde donde ayudó a muchos niños que pasado veinte años les agradecen haberlos ayudado a lograr sus sueños en su educación.

Creo que es necesario que la oficina que regula la ética de los congresistas en Washington DC. Conozcan de las conductas y comportamientos de sus legisladores y personal que ellos emplean, para servir a su comunidad, no deben olvidar que nosotros pagamos sus salarios y sus placeres.

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