
Los estudiantes de intercambio ucranianos aprenden sobre la vida en Estados Unidos mientras piensan en sus seres queridos en su país, que están experimentando una guerra.
Los estudiantes de intercambio, que pasan el curso académico 2021-2022 en comunidades de Estados Unidos, son conscientes de que volverán a un país cambiado.
Conozca a cuatro jóvenes ucranianas. Asisten a escuelas secundarias, llamadas “high schools” en Estados Unidos, y viven con familias estadounidenses durante un año como parte del Programa de Intercambio de Futuros Líderes (FLEX, en inglés) del Departamento de Estado.
Han encontrado compañeros de clase y comunidades deseosas de ayudarles a sobrellevar las noticias sobre su país y a tener un impacto positivo.
Sonya Voitenko
La vida en una ciudad costera de 700 habitantes en Carolina del Norte es una transición para Sonya Voitenko (en la foto), que procede de Sumy, una ciudad de 260.000 habitantes.
Su ciudad natal, en el noreste de Ucrania, está cerca de la frontera rusa. Los padres y la hermana de Voitenko abandonaron la ciudad porque las tropas rusas la utilizaban como puerta de entrada para acercarse a Kharkiv y Kiev, según declaró al diario Ocracoke Observer.
Las condiciones en su país de origen cambiaron a última hora de una noche.
“Estaba enviando un mensaje de texto a mis amigos (en inglés) y me dijeron: ‘Siento interrumpir, pero acaba de empezar la guerra’“, explicó. “Estaba temblando; estaba muy nerviosa. Empecé a llamar a mis padres”.

Voitenko, de 16 años, llegó en agosto a Ocracoke, que forma parte de la región costera de los Outer Banks de Carolina del Norte. Dice que le gusta la playa, la comunidad de pescadores y la herencia hispánica de su nuevo entorno.
En marzo, la comunidad organizó una recaudación de fondos para la familia de Sonya en Ucrania. Su familia de acogida en Estados Unidos abrió una cuenta bancaria para que Sonya pudiera aceptar donaciones para ayudar a su familia.
“Ocracoke ha sido un lugar realmente solidario”.
Diana Herasim

Diana Herasim, de 15 años, espera trabajar en el servicio exterior. Habla ucraniano, ruso e inglés y su objetivo es dominar el español y el chino.
Hoy en día conoce la vida estadounidense en Middlebury (Vermont), donde vive con una familia de acogida y asiste a la escuela secundaria.
“Estoy muy agradecida por mi comunidad (en inglés) aquí”, dijo Herasim al diario Addison County Independent.
Procedente de Kherson, en el sur de Ucrania, espera reunirse con su padre y su hermano, que permanecen en Ucrania, cuando sea seguro volver a su casa.
Herasim ya ejerce de embajadora no oficial al hablar con estudiantes estadounidenses sobre la vida en su país natal.
“Mi misión aquí es dar a conocer lo que ocurre en Ucrania”, dijo. “Ucrania es un país fuerte. Estamos preparados para luchar”.
Anhelina Nevmerzhytska

Los padres de Anhelina Nevmerzhytska son médicos militares que no piensan abandonar Ucrania.
“Da miedo, porque Rusia tiene como objetivo las instalaciones militares”, dijo Nevmerzhytska (en inglés) al diario Morrison County Record. Comentó que sus familiares que viven en Kiev pudieron irse a un lugar seguro.
Esto ha hecho que Nevmerzhytska, estudiante de intercambio en Fort Ripley (Minnesota), busque maneras de apoyar a su familia y a su comunidad en Lutsk, una ciudad de 200.000 habitantes en el noroeste de Ucrania, cerca de Polonia.
Así que, con la ayuda de un maestro, elaboró las camisetas “Stand with Ukraine” (estoy con Ucrania) para recaudar fondos en apoyo de sus compatriotas ucranianos. La recaudación, hasta ahora de 3.700 dólares, se envía a organizaciones sin ánimo de lucro de Ucrania. Nevmerzhystka planea enviar la recaudación a donde más se necesite.
También espera animar a la gente a actuar. “Me gustaría que la gente no se quedara de brazos cruzados”.
Svitlana Nerovnia

Svitlana Nerovnia, de 16 años, se preocupa por su familia en Zhurivka, una pequeña ciudad a unos 120 kilómetros de Kiev. Sus compañeros de estudios en Colorado le dan ánimos.
Dice que sus compañeros decoraron su taquilla (en inglés) y le enviaron mensajes a través de las redes sociales. “Me hace sentir que no estoy sola”, dijo al diario Colorado Springs Gazette.
Nerovnia y Veronika Dementieva, otras estudiantes ucranianas de intercambio, estudian en la escuela secundaria CIVA Charter High School de Colorado Springs. El acrónimo CIVA significa “Carácter, Integridad, Visión y Artes”.
“Todos nuestros estudiantes han abrazado realmente la idea de la solidaridad”, dijo Elise Robinson, la subdirectora. “Han sido realmente solidarios, y estamos orgullosos de ellos”.