Otros gigantes vencidos: ¿Cuándo decidiremos enfrentar los nuestros?

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Por Darío Nin

Un día de estos recién pasados me llamó un amigo y me expresó en serio y en broma: “El día que yo deje de procrastinar, me convertiré en un hombre”

No hay dudas que la procrastinación es el gigante enemigo de mi amigo. Tal vez alguien diga; pero es sencillo vencer eso, sólo tiene que hacer las cosas a tiempo.
Suena muy fácil, pero no hay cosa más difícil y costosa que desmontar un hábito instaurado quizás durante toda la vida.
Para los que no están familiarizados con el término, le recuerdo que Procrastinar conlleva posponer deliberadamente tareas importantes pendientes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo o sea teniendo el tiempo y las demás condiciones para hacerlo.

La escuela de la vida no nos forma a todos de la misma manera, a uno le da más, a otros menos. De lo que le da más a uno, le da menos de otra cosa. En fin, nunca estamos completos como si la misión fuera perfeccionarnos o completarnos en el camino. O tal vez aprender a vivir con lo que nos falta.

Pero bien…, cuando algo se convierte en nuestro gigante enemigo, a eso, muy pocas veces lo miramos a la cara, siempre evadimos su enfrentamiento y ya el gigante real, nos atormenta, aunque no esté presente. Lo cargamos nosotros para arriba y para abajo.

He recreado por estos medios, dos historias relacionada con David y los gigantes que ha enfrentado: la que se relaciona con la muerte de Goliat y aquella en donde David estuvo a punto de perder la vida a manos del gigante Isbi-benob.

Estos dos gigantes sin dudas eran fuente de temor en David y el pueblo de Israel, pero ambos una vez enfrentados cayeron tendido cual su tamaño. Aunque eran gigantes literales, David nunca tuvo miedo de enfrentarlos, aunque al segundo, lo enfrentó de forma equivocada y necesitó ayuda crucial para vencerlo, sin morir en el intento.

Vencidos estos gigantes, no termina la amenaza de los de su especie a David y a su gente. Nos cuentan Las Escrituras, tanto en 2 de Samuel (21: 16-22) como 1 de Crónicas (20:4-8) “Que tiempo después hubo en Gob otra guerra contra los Filisteos.

En esa guerra, Sibecay el husatita mató a Saf, que era descendiente de los gigantes y en otra guerra Eliaján hijo de Yair mató a Lamí que era hermano de Goliat. Tambien durante estas guerras vencieron al gigante de veinticuatro dedos. Éste resultó muerto por Jonatán hijo de Simea hermano de David.

Todas estas historias bíblicas, las recreamos para llegar a ti y tus gigantes ; mientras me observó a mí y a los míos. Porque estás vivo y con capacidad de leer esto, sé que has tenido que vencer muchos gigantes en tu vida, como los he tenido que vencer yo, pero otros se levantan nos amenazan y atormentan constantemente.

Nuestra inteligencia nos hace elevarnos por encima de esto y podemos ver nuestra situacion y ponernos en marcha para diseñar un plan que nos permita luchar y vencer estos temidos gigantes, pero que muchas veces, sus tamaños vienen dados por la proyección de sus sombras y, tan pronto encendemos una luz del lado opuesto, desaparecen. Otros son reales y necesitan de toda nuestra disposición y esfuerzo para vencerlos.

Sabiendo que una jornada de mil kilómetros empieza con un primer paso. Hoy aquí y ahora te invito a dar el primer paso para ponerte en marcha y vencer las sombras o los reales gigantes.

Lo primero que tienes que hacer (desde mi punto de vista) es mirarlos y conocerlos dejar de rehuir al enfrentamiento, para poder diseñar tu estrategia en la lucha. ¡Claro, las ayudas son indispensable en esta empresa, pero tu disposición es el elemento sine qua non!

Por todo lo expuesto, te reitero identificar tus gigantes enemigos y prepara un plan para enfrentarlos y vencerlos. No dudes en buscar ayuda. Te sugiero también desafiarlos uno a uno, no oses enfrentarlos a todos a la vez.
Hasta la próxima.
Darío Nin

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