En el año 2021, que casi termina, las políticas sobre drogas en nuestro país han seguido centradas en las sustancias y la represión, dejando de lado la óptica de derechos, salud y dignidad humana. Un año más que pierde la sociedad dominicana en la necesaria actualización de las políticas de drogas. Cambian los que gobiernan, pero la mirada sigue siendo la misma. Nuestros dirigentes mantienen a la sociedad estancada en unas políticas sobre drogas que se originaron en los años 30, impuestas por sectores ultraconservadores en los EEUU. Estas políticas basadas en ideologías racistas y discriminatorias, no demuestran sensibilidad, ni respeto a los derechos de las personas y los usos de drogas desde la perspectiva de la salud.
Una clara evidencia de estas políticas equivocadas es ignorar los cambios que se producen en el mundo. En diciembre del pasado año 2020, la ONU corrigió el grave error que significaba no reconocer las propiedades medicinales de productos extraídos del Cannabis, mejor conocido como marihuana. Una gran oportunidad para impulsar cambios a nivel jurídico científico e industrial, pero principalmente para dar acceso a medicamentos alternativos para temas de salud, donde otros no son efectivos. Sin embargo, al cumplirse un año de esa histórica decisión, las autoridades dominicanas, no se han dado por enteradas. Cambia el mundo, pero nosotros no. Nuestros dirigentes siguen ciegos, sordos y mudos a todo lo que en materia de drogas no sea política represiva.
En el 2021 continuaron prácticamente ignoradas, las estrategias de reducción de la demanda. Prevención, tratamiento, reducción de daños, formación, investigación, reinserción social, no recibieron la atención prioritaria que se merecen. Nuestros dirigentes solo siguen viendo el fenómeno de las drogas desde el derecho penal y la represión, con toda su cohorte de corrupción e impunidad. Eso explica por qué el Consejo Nacional de Drogas, que debería liderar los avances en las políticas públicas sobre drogas, ha estado dirigido históricamente por policías y abogados. Nunca por profesionales de la Salud o las ciencias sociales.
La crisis sanitaria que origina la pandemia de la COVID -19, ha generado situaciones dolorosas que han aumentado los consumos de sustancias. Pero las personas que tienen consumo problemático, sus familias, y las organizaciones sociales que dan respuestas compasivas y de protección de derechos, han sido dejadas a su suerte. De nada sirvió que a finales del 2020 se hayan tenido esperanzadoras reuniones con el más alto nivel de la pirámide gubernamental. Las muestras de sensibilidad y las promesas han quedado en el vacío.
En el año 2021, ni siquiera hemos recibido los recursos del 15%, que establece la Ley 155-17, no obstante que las acciones de control se han evidenciado sumamente activas en decomisos e incautaciones. La negación fue igual en el 2020. La más reciente entrega de estos fondos se realizó en diciembre del año 2019, con una sospechosa reclasificación de las organizaciones. Es lamentable decirlo, pero la entrega del 15% a las organizaciones que trabajamos en materia de drogas, hoy es solo letras sobre papel.
Pero, aunque nuestras gestiones, demandas, y propuestas han sido ignoradas en este año 2021, nos hemos sentido parte de las extraordinarias muestras de amor, solidaridad, entrega, esfuerzos…, desplegadas en nuestra sociedad en medio de las limitaciones. Sentimos que “hemos hecho tanto, durante tanto tiempo, con tan poco, que ahora estamos cualificados para hacer cualquier cosa con nada” (*).
Es con esta fortaleza que en el próximo año 2022 afrontaremos la vida con esperanza, “esa dimensión dentro de nosotros que insiste en que alguna cosa mejor nos espera si tenemos el coraje de luchar por ella” (**). Invitamos a todos nuestros amigos y amigas a seguir cuidando de sí y de los suyos, que es también una forma de cuidar a las demás personas. Seguiremos avanzando en pos de una sociedad plena de derechos, justicia, y hermandad.
Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo.
Psicólogo,
Director Ejecutivo Casa Abierta.
Diciembre 2021.
(*) Madre Teresa (**) Salvador Simó.