Por: Lucy Angélica García
Qué sería del mundo si en este conglomerado humano donde nos movemos día a día, donde como seres racionales nos miramos unos a otros para comunicarnos y conectarnos, no existiera la seguridad de que Llevamos un mensaje importante acerca de la bondad innata de la humanidad y del íntimo amor de Dios por su creación.
Es verdad que cada día vemos como el ego del hombre se manifiesta en su manera de pensar, en sus palabras y en sus acciones, en su falta de empatía por el otro, en su excesivo amor por si mismo, sin embargo esta parte obscura de la dualidad del ser humano es necesaria para despertar en un momento dado esa otra parte de luz. Si no existiera la obscuridad no anhelaríamos la luz, nuestra alma siempre quiere manifestar luz, nuestro ser siempre está hurgando dentro de sí, para encontrar su grandeza y expresarla en actos de bondad.
Llegar a esta forma de sentir, a pesar de todo lo que nos ha tocado y aún nos toca enfrentar en esta vida, individual y colectivamente, yo creo que nos trae esperanza, en nosotros mismos, y en los demás. Es obvio que hay un despertar de conciencia, que hay una masa critica en procura de que la paz predomine sobre el caos, la verdad sobre el engaño, el amor sobre el odio; reconocer la dualidad en nosotros como humanos y en todo cuanto nos rodea, nos permite vivir en equilibrio, en esa lucha constante de que el bien predomine siempre sobre el mal.
Todos estamos peleando una batalla interna, por lo tanto debemos ser amables unos con otros, porque cada persona está luchando una gran batalla. Este es todo el sentido de la vida, y la batalla es por la vida misma. El campo de batalla ocurre en nuestra psique, en la lucha entre lo mundano y lo sagrado, la inclinación negativa y la positiva, el cuerpo y el alma. No juzguemos tan rápido , este es un consejo sensato para cada ser humano que está luchando la gran batalla por la vida, por saber en nuestro corazón de lo que significa estar vivo y desarrollarnos y crecer como ser humano.
Hay sabiduría en todas partes; nosotros tan sólo tenemos que hacernos receptivos a ella.
La autora es docente, poetisa y columnista internacional.