Por Claudia Figueroa
Muchas veces he escuchado mencionar sobre los miedos. Esto se produce por aquello que no conocemos. El famoso miedo a lo desconocido. Pero me pregunto ¿Qué es el miedo? El miedo, respondiendo a esto es falta de fe. La inseguridad que se tiene de todo aquello que nos rodea, de perder, a rechazar, a aceptar, a ganar, a relacionarnos. Son todos los aspectos que o no son enseñados o no son desarrollados.
Cuando se es niño, se le enseña el miedo en diferentes aspectos. Es el miedo que la madre manifiesta ante el hijo. Ya sea que se va a caer, se va a perder, con ideas como: no le abras a nadie, todos los hombres son malos, en el caso de las mujeres, y un largo etcétera, buscando encerrar a la sociedad en esa burbuja para que no les pase nada. Los niños buscan experimentar, el experimento lleva al aprendizaje, ya que aprenden a volar con sus propias alas.
A medida que uno va creciendo, se va creciendo con muchos miedos, muchos de ellos son heredados en la formación inicial. Pero, para hacer un equilibrio, cuando los padres aprenden a guiar, orientar y dar el ejemplo, puede haber precaución, puede haber alerta, que es consciente, pero no hay temor, porque sería miedo a vivir.
Aprender a ser uno mismo es una tarea de cada ser humano. Bien dicen que cada uno de nosotros tiene una prueba diferente que la vida, Dios, el Universo o como se le quiera llamar nos pone para irnos fortaleciendo. Cada “prueba” que tenemos, es completamente individual, son “preguntas” diferentes. El valor de ser uno mismo es cuando buscamos la esencia misma de la vida. Entonces ¿Cuál es el miedo? ¿por qué tanta desconfianza?
Tengo miedo porque no confío en mí, es lo primero que tenemos que ver, no confío porque no me conozco. Existe un genio en la poesía medieval de Alemania, Goethe, que le preguntaron un día ¿Usted se conoce a usted mismo? ¿Conocerme a mi mismo? ¿Para qué quiero conocerme a mi mismo? No necesito conocerme – Aunque, a modo muy personal no creo que no se conozca lo suficiente para conocer el genio que tenía y explotarlo en sus escritos –
Jorge Bucay, en su libro “EL CAMINO A LA AUTODEPENDENCIA” relata que, en el reino animal, existe el susto, este mecanismo de defensa, hace que los animales encrespen su piel, secreten adrenalina, que los prepara para el ataque o para la huida, según sea el caso. En el reino animal, cuidan, protegen, y habilitan a los cachorros para la vida, de acuerdo a su proceso y etapa de crecimiento, cuando ya son adultos, por instinto, los echan de la manada y crear otra nueva, de lo contrario se mueren. El ser humano, como ya es sabido, es parte del reino animal, con su clasificación y sub clasificación, orden y toda su taxonomía, crece apegado al mundo en el que vivió y le cuesta alzar el vuelo.
Conocer los miedos nos hace enfrentarlos, paso a paso hasta irlos eliminando, tomando en cuenta que el susto es natural, el miedo, no, este es irracional.
Aprendemos a ser nosotros mismos manteniendo una sana vida interior. Conociendo y cuidando mis pensamientos, sentimientos, acciones y palabras que son lo que compone nuestra vida, independientemente de la misión de vida que creamos tener, nuestra misión es ser cada vez la mejor versión de nosotros mismos. Por supuesto, los temores van a volver, pero ya los conoceremos y los volvemos a enfrentar.
No importa cuantas veces uno caiga – con que no se tropiece siempre con la misma piedra – la obligación es levantarse y andar, fijar la meta, planear las estrategias, cambiar métodos, pero llegar, al final.
Aprendemos a ser nosotros mismos cuando recordamos las batallas que tenemos que son muy personales, nadie puede pelear por nosotros: en la familia, el trabajo, los estudios. Es confiar en la capacidad de cada uno para afrontar los retos diarios. Confiar en uno mismo para confiar en los demás. Recordar que la vida es un viaje y que lo debemos disfrutar.
Dice una enseñanza tomada por el autor Paulho Coelho “todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida. El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desea, sus pasiones son tomadas con valor, desprendimiento y – a veces – con una cierta dosis de sana locura. Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan. Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas y los lazos creados a través del tiempo. Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.”