Carta abierta al Presidente Luis Abinader

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Por Becker Márquez Bautista

Lic. Luis Abinader Corona
Excelentísimo señor
Presidente Constitucional de la Reública Dominicana.

Es momento de darle un nuevo rumbo y una nueva etapa al cambio que se prometió, se hace necesario iniciar una mayor inversión pública en el campo.

Observo un país de comunidades empobrecidas por años, los gobiernos se han olvidado de ellos, comunidades que no pueden esperar más a las exigencias de justicia social, de dignidad y de progreso; de comunidades campesinas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, dispuestos a participar, a construir nuevos horizontes junto a usted señor presidente.

En un año y meses señor presidente que usted está dirigiendo los destinos del país, esas comunidades aún no tienen las respuestas que se merecen. Veo un campo empobrecido, endeudado por los usureros, pero también he veo un campo con capacidad de reaccionar, de rendir frutos si se establecen y se arraigan los incentivos adecuados para la producción nacional. Recorra los barrios del municipio de Las Matas de Farfán o el nuevo Brasil en la comunidad de Derrumbadero en el municipio del Cercado, así podrá palpar las necesidades de esa gente.

Podemos generar un cambio en el campo, un cambio que impulse a mantener esa gran vocación productiva del campesinado, una zona rural que esté llamada a jugar un papel decisivo en la nueva etapa del progreso de nuestro país.

Tenemos una clase social de trabajadores que no encuentran los empleos pero mucho menos los salarios que demandan; pero también veo un país de gente trabajadora que se han sumado decididamente al esfuerzo productivo, para así salir de esta crisis que nos afecta, a ese pueblo hay que responderles señor presidente con puestos de trabajo, con adiestramiento, con capacitación y con mejores salarios. Volvamos a instalar los centros de madres que existían en el campo, que dichos centros de madres eran los refugios de formación para muchas mujeres y hombres del campo.

Tenemos una sociedad de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, y a la drogadicción, pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos necesarios, cuando cuentan con las oportunidades que demandan participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la nación.

Le proponemos la creación del Ministerio de Igualdad y Asuntos Sociales señor presidente, con la creación de este Ministerio fusionaremos los Ministerios de la Mujer y de la Juventud, entendiendo nosotros que los hombres y mujeres juntos tenemos que luchar por un país de iguales y por una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales del ser humano, hay mujeres y hombres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen, ciudadanos con grandes capacidades, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, y política social. Mujeres y hombres que reclaman una participación más plena, más justa, en nuestro país.

Tenemos un país de pequeños y medianos empresarios, a veces desalentados por el burocracia, por la discrecionalidad en las autoridades. Pero con todo esto, son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables. Hay que eliminar más trabas y ayudar más a la financiación. Reconozco que usted a instruido para que esas trabas sean eliminadas y las financiaciones sean facilitadas, pero del dicho al hecho, hay mucho estrecho.

Tenemos maestros, jóvenes que salen de las universidades y universitarios, que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo. Y a decir verdad señor presidente, en este gobierno no se les brinda esa oportunidad.

Tenemos personas avanzadas de edad que carecen de una pensión justa, del cumplimiento real de la ley 352-98 de envejecientes, y todos ellos son las mujeres y los hombres que han contribuido a la construcción del país que usted dirige y en el que vivimos y a quienes habremos de responderles.

Tenemos un país con hambre y con una sed de justicia por el saqueo de muchos años. Un país de gente agraviada, agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por el abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. En el caso del exterior, tenemos instituciones con unos servicios pésimos, por falta de personal o por nuevas designaciones que algunos no quieren venir a donde son designados.

La sociedad está angustiada por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y un gobierno que les cumpla. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar sus esfuerzos para alcanzar el progreso, señor presidente, vamos a cumplir el Cambio que prometimos.

 

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