Por fin se acaba ya, con ese show tan deleznable

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Así podría calificarse el montaje que durante los últimos meses se estuvo escenificando, hasta que por fin se le puso término, a nivel de eso que, en nuestro país, Dominicana, llaman Congreso Nacional, institución que muy lejos está de ser aquello en realidad, por los perfiles en general, aptitudes, y actitudes atribuibles al grueso de sus componentes, tanto a nivel de senadores, como de diputados.

Otra vez más, se notó verificándose allí, el espectáculo de mal gusto, que de ordinario siempre se ha presentado, cuando se tiene que proceder a la escogencia de los nuevos miembros para la Cámara de Cuentas de la República, como sustitutos de los que ya han estado en esa entidad por el periodo correspondiente,  y que deben ser removidos cada cuatrienio, para dar paso a otros, de acuerdo con la normativa legal que rige en tal sentido.

De más es conocido que, nuestros legisladores, con honrosas excepciones, no representan a nadie en esta sociedad, salvo que se trate de los hegemónicos grupos económicos-políticos, o personajes individualizados dentro de ambos sectores, que tienen sus adeptos allí, como títeres al servicio, para que elaboren y aprueben leyes, como el dictar resoluciones que siempre vayan en su favor. El pueblo que votó, para que hoy aquellos “genuflexos”, en su gran mayoría, pudieran ocupar tales curules congresuales, con excepciones contadas, poco les importa.

Cabría apuntar que, para una efectiva selección, y escogencia oportuna, como definitiva de los miembros titulares a conformar el precitado organismo estatal, lo que más se tiene en este país son profesionales aptos, y con experiencia sobrada, con relación a los principales ejercicios requeridos para tales fines: Contadores Públicos Autorizados (CPA), duchos en auditorias, tanto interna como externa, y abogados, con méritos sobrados, no picapleitos en los tribunales de la República.

Por consiguiente, no hay que andar con esos innúmeros rodeos detestables, zancadillas, negociaciones vulgares, acuerdos de aposento, e interesadas búsquedas de consenso entre congresistas, representantes de políticos del patio, y los poderosos grupos económicos que gravitan en esta nación.

Los que ocurre es que, como es muy fácil de notar, todos los aprestos de elección en ese orden, y en consonancia con lo expuesto más arriba, están claramente tintados de politiquerías, conveniencias y favoritismos grupales, cuando no personalizados.

El asunto es, a quienes convenga tal o cual escogencia, en términos de fiscalización y control sobre las ejecutorias oficiales llevadas a cabo por determinados políticos, o grupos económicos poderosos, de esos que de ordinario patrocinan campañas electorales.

En nuestra humilde opinión, para las funciones de competencia que corresponden a dicho organismo estatal, independientemente de cuántas disposiciones adicionales, y oficiales, por supuesto, puedan existir, los ejercicios profesionales que deben ser exigibles, reiteramos, son los que indicamos más arriba.

Claro, solo que hay que procurar obtener los servicios de gente apta dentro de esos; y, que, en adición, se adviertan evidencias persuasivas de que se podrá trabajar con independencia mental plena; es decir, sin ataduras de ningún tipo. Lo difícil de que esto último pueda ser así, es lo que aleja a muchos calificados de aspirar en el sentido de lo que se trata.

También, como forma de provocar mayor entusiasmo al momento de reclutar, se deben hacer sólidas promesas, respecto de que los informes necesarios que se rindan serán recibidos, dándoles el curso que proceda; y, que se actuará en consecuencia, según lo ameriten las circunstancias. Que las observaciones y recomendaciones incluidas en los mismos no caerán en el vacío, como es la costumbre; sino, que se actuará como proceda hacerlo.

Ahora, la verdad es que, en el marco de los gobiernos que aquí se estilan, capitaneados por políticos inversionistas actuantes dentro de ese ejercicio, busca lo de ellos, que siempre van en procura de recuperar lo gastado para subirse al “palo”, tan pronto llegan al poder, con un jugoso adicional, el intentar obtener personas meritorias para controlar y fiscalizar las ejecutorias estatales objeto, sin que medien negociones y componendas previas, se torna bien difícil, por no decir casi imposible.

A propósito, “Persiste tranque para elegir cargos DP y CC”. -Titular de prensa-. Defensor del Pueblo y miembros de la Cámara de Cuentas. (Periódico “Diario Libre”, del 12-4-21). En ese tenor, y cuando el “pleito” completo aún estaba en su buena, dijo Rubén Maldonado: “si ninguna de las fuerzas políticas cede no habrá Defensor del Pueblo ni Cámara de Cuentas”. ¡Qué esperanza! Parece que tuvieron que ceder, ¿verdad?

Las funciones del precitado organismo público, por la forma en que el mismo debe ser constituido, a voluntad de los políticos destacados a nivel del Poder Ejecutivo y el Congreso de la República, jamás podrán estar exentas de un tintado de tal naturaleza, caracterizado por intereses personalizados y grupales, asociados con el partido oficial de turno.  Cada cual va a procurar protección y defensa, con relación a las ejecutorias impropias que se lleven a cabo.

¡Y entonces! Es de ahí que vienen todos los forcejeos y las zancadillas que se registran en el Congreso Nacional, en cuanto a la escogencia de los jueces de que se trata. ¡Senadores y diputados están coloreados todos políticamente!

En virtud de lo expresado, la gran pregunta que asalta es: cuál sería la mejor forma de selección para los miembros titulares de ese organismo fiscalizador, en pos de que verdad se pueda realizar una efectiva labor de auditoria, con la presentación de los informes debidos, en que se incluya la recomendación de los controles internos pertinentes, en todas las instituciones del Estado nuestro, aun estén dirigidas por los políticos que designe el Poder Ejecutivo.

¡Tarea para los abogados, políticos, “analistas de fuste”, o sólidos, y ciudadanos pensantes de este país!, teniendo bien presente los personajes que predominan para ser electos como jueces titulares del precitado organismo de fiscalización, que normalmente son políticos. Además, “qué entre bomberos, no se pisan la manguera”, como reza el dicho popular, que bien aplica en te caso; se cubren unos a los otros; y eso, procede evitarse.

Hay que idear entonces, una nueva forma de selección para los jueces de la Cámara de Cuentas de esta República, en procura de estructurar un 0rganismo que en realidad funcione como debe ser; no que continúe siendo otro “elefante blanco” más de los tantos que aquí se tienen. De lo contrario, se proseguirá siempre con el mismo show politiquero congresual relativo.

En esta oportunidad última, aunque se ha estado insistiendo bastante en destacar la apoliticidad que caracteriza a los nuevos miembros titulares seleccionados para la Cámara de Cuentas, procede decir que, en torno a dicha condición, “más vale la pena creer en eso, que ponerse a averiguarlo”, como reza un decir popular. ¡Apolíticos!, un personal escogido a partir de negociaciones innegables entre partidos del ruedo local. “¡Bueeno!”

Finalmente, se debe precisar antes de concluir, que esos jueces que en lo adelante encabezarán el precitado organismo fiscalizador, no solo ellos van a poder hacer el trabajo que corresponde, sino que necesitarán de equipos de apoyo selectos competentes; de gente que no les falle, en términos de eficiencia y oportunidad; pues, “ningún capitán sin soldados gana batalla”, como dice una máxima popular.

Por consiguiente, el “batallón” de técnicos calificados a dirigir, hay que agenciarlo de inmediato.            ¡Para esa diligencia, tan importante, no se debe esperar!

Autor: Rolando Fernández

 

www.rfcaminemos.wordpress.com

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