La vacuna política….

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Por José Luis Ortiz

Ya es historia, pero conviene recordar. Ante la pandemia La Comisión Europea apostó por su proyecto con una inversión de €330 millones para tener vacunas suficientes durante la primera mitad del año. En enero la farmacéutica incumplio su parte del acuerdo: de los 80 millones de dosis sólo entregaría 30 millones, un 60% menos. Lo que causó una tormenta política en Europa.

La Comisión ha tratado desde entonces de neutralizar su dependencia con AstraZeneca y a las pruebas me remito.

No obstante, sin olvidar el enfrentamiento Reino Unido – Alemania, especialmente desde su interés por salir de la UE y además su vinculación con la vacuna de Pfizer que autotizó a Alemania a la empresa BIotech a producir en su planta de Marburgo la su vacuna, con la expectativa de llegar a producir 750 millones de dosis.

Ahora se ha generado un interés especial en desacreditarla, pero por interés geopolítico.

Estamos viendo un nacionalismo de las vacunas contra la covid-19 que se podría describir como un nacionalismo preventivo y muy peligroso.

El juego político, económico y estratégico detrás de las vacunas que es una receta para el desastre si no es posible construir algún acuerdo internacional en serio y con compromisos.

Un compromiso firme por un mecanismo de compartir vacunas con el resto del mundo.

Es especialmente Rusia y China los que están haciendo haciendo geopolítica con las vacunas. Ambos suministran a Serbia, país candidato a la UE, cantidades masivas de dosis. El gobierno húngaro, criticado por la UE por violar el estado de Derecho, mantiene estrechos contactos con Moscú, y está haciendo un gran esfuerzo para obtener vacunas de China y Rusia.

Si bien esto no es una especie de conspiración mundial si que es una maquiavélica estrategia en la que confluyen una serie de factores, desconfianzas mutuas que consiguen este efecto tan desastroso socialmente y políticamente hablando.

Es tentador entender la geopolítica del Covid-19 como un simple juego de suma cero inscrito en la larga rivalidad entre EEUU y China.

Sin embargo, para entender cómo esta geopolítica da forma a nuestra capacidad para controlar el virus, es necesario mirar más allá de las dinámicas generadas entre EEUU y China. Europa, los países en vías de desarrollo, la OMS y las farmacéuticas son también actores clave en este complejo juego de múltiples niveles. Además, las autoridades reguladoras, la reputación y el conocimiento científico se han convertido en fuentes estratégicas de poder.

EEUU decidió trabajar por su cuenta. Por otro lado, China ha optado por un enfoque dirigido al exterior, a través sobre todo de iniciativas bilaterales en lugar de multilaterales.

El control de la capacidad de producción, de las tecnologías y de los conocimientos prácticos necesarios se ha convertido en el punto clave para acceder a las vacunas y fortalecer la influencia política de cada país. Mientras los gobiernos sigan esforzándose para asegurar estos recursos, las farmacéuticas tendrán beneficios. Al decidir cuánto vender a cada comprador, las decisiones de la industria tendrán de igual modo enormes implicaciones de interés público.

Bueno eso a nivel internacional, si a ello unimos los intereses partidistas, como se está viendo en España y lo que pueda ocurrir en otros países de nuestro entorno, eso es tirar gasolina a un fuego creciente ¿No piensan ustedes que esto es un juego de poder y no tanto de salud? Dejo claro que entiendo y asumo el grave problema de salud global en el que estamos inmersos, eso lo aclaro para aquellos que me busquen descalificar, denigrar antes de defenderlo con argumentos, si es que existen, lo que en estos momentos estamos viviendo.

 

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