Caminante, son tus huellas el camino y nada mas; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar . Caminante no hay camino sino estelas en la mar. (Antonio Machado, 1875-1939) Los pasos en nuestras vidas nos desandan y reposan en puntos ciegos de la memoria y pozo del inconsciente; los pasos visibles, contados en una cuadra son 150 pasos y ¿cuánto haremos desde ’’el primer paso’’, ese primer paso al mundo, del ser bípedo, andante?.
Al caminar sin motivos rodeada del medio ambiente descubro nuevas aperturas y ahora, en estas restricciones pandémicas, parece que aguzaron los umbrales sensoperceptivos. Cada salida es una fiesta, alegría al caminar, libre del pensar: con el brillo de las calles, montañas, olor y gusto al probar panecillos, el café humeante; distrutamos ver a las personas sonreídas y con mucho cuidado tratamos de no toparnos, mantener la distancia y solicitamos con respeto la limpieza de la mesa…ya fuera, aparecen nuevos árboles o serán los mismos o nunca fueron vistos, los niños con tapa bocas estan contentos en sus ‘’burbujas familiares’’.
Al frente de la residencia se mantiene floreado el árbol frondoso del roble sabana y ¿serán las calles puntos de encuentros humanos?. Nómades, vagabundos y errantes repasaron estos lugares y qué nos hacer ser, verdaderos seres humanos? y qúe es la humanidad? Mis pasos son recuerdos desatados con nuevas sensaciones: los cuerpos en conexión con la madre tierra, la Pachamama nos alimenta con los reinos vegetales, minerales, humanos, y los mundos invisibles (cuán inmensas están las rocas, parecen una familia de rocas y las piedras esféricas hermanadas nos perciben, son mutuos los saludos, y ese regalo divino de alfombras rosadas del roble sabana,apenas se divisa un mundo en 150 metros, cerca de la policía, mas arboles se agitan con las ardillas temblorosas…)
Con la ricas conexiones percibimos las ventanas olorosas, gestos amables, patios con perros acostados y ótros ladran; ya en la esquina en un giro de izquierda y de frente, se nos impone la majestuosa montaña de Escazú, Pico Blanco.
Estar consciente y sentir cada paso a paso me interroga ¿qué hay bajo nuestros pies? Porque al viento le sentimos y escuchamos felices como también cerramos los ojos al ver el cielo celeste y viajo al cielo de Caracas con vuelos de guacamayas, voces y personas conocidos, eterno deja vu; recuerdos, imágenes y los pasos sentidos son circunvoluciones que resuenan adentro en combinación con la maravilla del encuentro diario, al redescubrir los ríos de sangre que nos oxigenan junto al fluir de nubes níveas con esa maravilla del instante, que nos toca al plus goce sereno; los pasos van y vuelan, y vuelan…
En ese deambular los puentes me detienen con el río aullante, oscuro, ante sonidos de cornetas, sumidero de cloacas, al paso lento y curioso observo a (casi milagroso) un niño dar sus primeros pasos ante el cuido de dos mujeres contentas, dos pies diminutos asidos a la tierra, tan maravillosa arquitectura!, y raudos pasan los autobuses casi al ras en la mínima vereda, al calor de Marzo…
Caminar es un disfrute y fuente de conocimiento que tenemos los bípedos, ( según investigaciones, los pies han sufrido pocos cambios desde el primer paso del homínido) los pies llevan el peso del cuerpo y permite la locomoción y retromoción y reflejan la médula espinal conectada con el sistema nervioso y las emociones (la ciencia de la podología, traumatología, los fisioterapeutas, la refexología y masajistas son los expertos en su estudio y rehabilitación).
Los caminantes ‘’carretilleros’’, ‘’callejeros’’, si caminan o ‘’trotan’’ a la caza de la fuente de sus alimentos, sin importarles las inclemencias del tiempo cual flash dinamizan sus carruchas y se detienen solo a buscar y seleccionar deshechos como: cartones, papeles, vidrios, latas de aluminio… ya se han convertido en paisaje urbano y siguen invisibilizados en el tráfago diario, pero sobreviven algunos para contarnos el mundo de los ‘’niños de la calle’’en la película Paper Lives.
La película melodramática turca Paper Lives, fue estrenada el 12 de marzo del 2021 y es dirigida por kane Ulkar y escrita por Ercan Mehmel Erdem, que nos atrapa con la vida de los niños trabajadores, ‘’los niños de la calle’’, con actuaciones magistrales y la seductora belleza nocturna de Estambul, con paisajes a cielo abierto, vicios, tragedias de ese país que copió taras occidentales. El actor principal, Mehmet, crea una comunidad de niños recolectores de deshechos reciclables en un barrial frente a la opulencia, belleza de la ciudad de Estambul; los niños huelepegas viven a la intemperie, un zoobipedo, que la calle deglute temprano, y algunos adultos sobrevivientes les ayudan a pesar de estar marcados por traumas.
Esta película narra esa vida trágica con magia y sueño del posible encuentro del amor: ver a la madre. Combina con divertidas escenas en carretillas de los caminantes, el caminar con sus deshechos reciclables y ese aprendizaje responsable al trabajo, notamos peleas territoriales por el botín, y bien el film. no es lo que parece ser en primera instancia (les recomendamos verla) por ese giro imprevisto que le da riqueza a la narración. Así pues es inevitable las comparaciones con los ‘’niños de la calle’’ del tercer mundo o quinto mundo en pandemia, que nada tiene que ver con los Juanitos alimañas, los chicos sicarios, los mandingas o las pandillas juveniles. Aquí son niños de la calle de Estambull, que trabajan por sus sueños bajo la tutela de su jefe que les paga sus oficios, comen y viven bajo el mismo techo. Apenas se notan pinceladas de la violencia doméstica y se centra en la vida del personaje Mehmet, quien ahorra para el trasplante de riñón, él nunca había dejado ser niño y revive secuelas de sus traumas…pero lo mas admirable es su vocación solidaria, una especie de Angel; y bien hay una escena dramática de una pureza e inocencia, al compartir un cumpleaños con música y danza, cuando uno de los los niño al soplar las velas pide un deseo: quiero morir para ver a mi mama, porque si crezco no me va a reconocer.
Hay muchas formas de morir en vida y decía al principio ‘’ …se hace camino al andar’’ con las plantas de los pies, con los ríos profundos psíquicos, grabados o cincelados y es posible reinstalar nuevas reconexiones, ´´nuevos chip’’ en el proceso de reconstrucción con retazos del ser que siempre afloran en estos niños. Es posible con apoyo gubernamental y equipos interdisciplinarios ayudar a nuevos florecees, y solo sabemos que en pandemia han aumentado; entonces ¿dónde nos llevan estos pasos?
Escrito por Ana Anka