El señor Rolando Robles pretende dañar mi reputación y honra

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Por Miguel Espaillat Grullón

1 – Ayer en la noche, ya listo para irme a dormir, me llama un amigo para preguntarme si yo había leído lo que el señor Rolando Robles había escrito sobre mí en el periódico La Bazuca. Le dije que no; pues metete a ese periódico y lee eso – me dijo el amigo – y verás que él te acusa de estar estafando a la gente pidiendo dinero para conseguir un abogado para Leonardo Faña. Ese tipo es un perverso y un asqueroso escribiendo. – Finaliza diciendo mi amigo, muy indignado.

Muy sorprendido, entro al periódico mencionado y encuentro el referido artículo, cuyo título es: “Lo de Faña duele y duele doblemente”

Lo de Faña duele, y duele doblemente

 

2 – Efectivamente, mi amigo tenía razón. Después del señor Rolando Robles despotricar contra Faña al estilo de sus colegas en bocinaje Julio Martínez Pozo y José Laluz, encuentro el párrafo con el que pretende mancillar mi reputación y honra. Ese párrafo es el siguiente:

“Como también debe ponérsele fin a esa campañita de recoger dinero en USA para pagar el abogado que lo defenderá. Un personaje de dudosa intención y mucho peor talaje está solicitando por email entre $50 y $100 de contribución, dizque, porque se necesitarán para tales fines unos $60,000. Si usted quiere mandar dinero, hágalo, es su derecho a ser estafado. Use la cuenta Zelle de Chase Bank que el sujeto anuncia, a nombre del teléfono (917) 628-6391. Personalmente, no creo que el PRM deba legalizar con su silencio ese fraude”. Indudablemente el señor Robles se refiere a mi persona, porque ese es mi teléfono y mi mensaje.

Pero además, escribir contra Faña, un hombre noble, honrado y trabajador el asqueroso párrafo que presento mas abajo, no es de escritor ético que ejerza el periodismo.

“Si Leonardo Faña- escribe el señor Rolando Robles – hubiera visitado en su niñez a doña Asunción Sánchez, mejor conocida como SION en la barriada de San Carlos, es seguro que hoy no pasara por este percance, pues habría aprendido a valorar desde adolescente y en su justa dimensión, “cuánto vale el show de domesticar el animal que habita en el animal, antes de que esos cambios hormonales nos afecten”. ¡Que joya de párrafo para la difamación!, ¡Cuánto oprobio!, que refleja lo bajo en que ha caído el señor Robles.

4 – Sinceramente confieso que ese acto de bocinaje no me ha producido ningún sentimiento de ira o indignación, sino más bien, un sentimiento de pena por el señor Rolando Robles, que ha perdido la perspectiva y el buen comportamiento para caer tan bajo. Hiere y lastima quien puede, no quien quiere. En este orden de ideas, el señor Robles no se da cuenta que con este tipo de periodismo, quien se está haciendo daño es el mismo, puesto que mi reputación y honorabilidad en la comunidad jamás serán destruido por infamias como las que escribe contra mí en esta ocasión el “honorable Rolando Robles”.

5 – No obstante, debo aclarar los hechos. La recolección de dinero a la que alude el señor Robles, es cierta, pero no es una empresa mía, sino de un grupo llamado “Los amigos de Faña”, que se ha constituido con el fin de colectar 60 mil dólares para ayudar a Faña a enfrentar la difícil situación judicial y económica por la que está atravesando.

6 – Sucede, que yo soy parte de la directiva de ese grupo, y como tengo tantos amigos suscritos a los cuales semanalmente les mando mis artículos vía correo electrónico, acudí a ellos, explicándole la situación de Faña y pidiendo la colaboración económica para la causa aludida. De hecho, ya por esa vía me han mandado 671 dólares los cuales he entregado a la comisión gestora. De esta acción tengo constancia, la cual queda a la disposición del señor Robles, y de cualquier otro.

7 – El señor Robles siempre ha sido un crítico muy acido de mis artículos y postura política. Las veces que yo he escrito contra las escorias Miguel Vargas, Danilo Medina y Leonel Fernández, él ha salido en defensa de ellos; pero lo ha hecho en el plano político, nunca en lo personal como ahora.

8 – Pese a que sus escritos son de bocinajes, es decir por dinero, vendido al mejor postor, pese a ello, siempre leo la columna del señor Robles por la calidad literaria de su prosa, bella, elegante, precisa, gramaticalmente correcta. Pero en esta ocasión, se pasó de la raya en la difamación, y ya no lo leeré más; para mí perdió todo el respeto que le tenía por su talento escritural, derrumbado por haberse rebajado hasta lo infame. Y los infames no deben ser leídos, porque son tóxicos hasta lo supremamente dañinos.

9 – Si el señor Robles a la edad que tiene, aún no ha comprendido que la ética, la moral, la decencia y la honradez, deben estar presente en toda la vida y en el combate al adversario, es porque él ya se ira de este mundo sin haber superado las características de una alma rastrera y envilecida, a la cual aún le faltan muchas reencarnaciones para ingresar al parnaso de los iluminados.

10- Vayan pues mis palabras a advertirle al señor Robles, de esas lacras de su persona, que lo inducen a actuar como un perverso cualquiera, y que le impiden su desarrollo espiritual. También la advertencia va, para que se evite, que un violento se sienta mancillado por sus escritos rastreros, cobardes e irrespetuosos, y al efecto pueda buscarlo para darle un par de pescozones, y quien sabe si hasta un balazo. A sus años, ya un anciano, él debe evitar pasar por semejante vergüenza y desconsideración.

Miguel Espaillat Grullón

New York 3/25/2021

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