El respeto en tiempo de elecciones

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Por Fabio Mendoza Obando

El respeto es esencial para una buena y sana convivencia  entre los que integran una sociedad. El valor del respeto abarca todo el universo  de la vida. La práctica del respeto debe de ser de todos los días. En pleno  siglo veintiuno y con  el auge de la tecnología, debe manifestarse con más ahínco, pero no es así, tal parece que es cuando más se da a conocer la perdida de principios y valores,  se denota más facilidad el expresar comentarios despectivos contra nuestros semejantes.

Estamos en una era donde las redes sociales son determinantes y juegan un papel muy importante en decisiones globales. Estas plataformas  son utilizadas por millones de usuarios en todo el mundo para bien y para mal, eso se ve a diario. Es fácil ahora atacar a alguien en que no se esté de acuerdo con sus ideas y no utilizar el nombre propio, esconderse detrás del muro de la falsedad es común, no cuesta mucho esfuerzo desprestigiar a una persona o a una colectividad y no dar la cara y quedarse en el disfrute del anonimato, se puede decir mentiras y todo lo que se quiera y hasta recibir amenazas de todo tipo y tampoco pareciera que no pasa nada.

Nuestros países Latinoamericanos están contaminados del virus que provoca el  desprestigiar a los demás. En el ámbito político un contendiente que busca la presidencia de la República y  que desprestigia a otro de su misma aldea partidaria no está actuando de buena fe, es un  ambicioso de prácticas  equivocadas presentándose como mansa oveja, pero es un lobo peligroso dispuesto a hacer daño. Un ciudadano que desprestigia a otro siendo  de la misma corriente partidaria, se  convierte en un eje de contagio para su entorno.

En un proceso electoral la maniobra de descalificar, decir mentiras, desprestigiar, hacer descalificaciones  infundadas, publicar groserías, hacer falsos comentarios es más frecuente que cualquier otro tiempo y siendo las redes sociales el arma poderosa como medio de divulgación. La gente se presta con craso error a hablar mal de un candidato por el simple hecho de no simpatizar con él o de esa manera tratar de que gane réditos otro. Muchas personas se vuelven una máquina de hacer chismes que terminan ayudados por otros y al poco tiempo ya es una fábrica con cimientos de maldad bien solidos que se lleva a muchos en la balastra.

Alguien dijo que para ser político hay que adherirse una piel de cocodrilo al cuerpo y luego repellársela con un batido grueso de metal para poder resistir tanta descalificación en unas elecciones.  Muchas personas se atribuyen de forma magistral inventar cualquier cosa a otra, sobre su vida personal, su vida familiar, sus actividades económicas y otras cosas más. Me temo que una sociedad con semejantes características poco a nada llegará a tener un nivel de vida deseado. Esta mala práctica no es saludable  para el bienestar  de una nación  que quiere superarse.

También hay que decir que quienes en primer lugar son participes y han fomentado la pérdida de valores en la sociedad, son los mismos políticos de siempre, las dictaduras, los que han gobernado a gusto y antojo, despilfarrando bienes ajenos, los que han tenido la hegemonía de influencia en todos los aspectos de la colectividad de una nación. Si esto es así, el problema está muy bien  enraizado. Y hoy más que nunca está visible, solo es preciso digitar las teclas del celular o de la computadora para darse cuenta la magnitud del problema en que estamos inmersos y el daño que está ocasionando.

Se vale hacer un alto. Fomentar los valores,   puede ser uno de los puntos que debe escribirse en las primeras páginas de los planes de gobierno de los candidatos presidenciales, hablando de Nicaragua que está en pleno proceso de celebrar elecciones para presidente y  diputados, hay una buena cantidad de aspirantes  que se disputan la candidatura única de la oposición. El cambio de un país empieza por el cambio de la ciudadanía que lo conforma, eso es querer, fuerza de voluntad y aspiración propia. Es necesario pensar en el rescate de la pérdida de valores hoy más que nunca. Nicaragua es de los nicaragüenses.

Escritor y poeta nicaragüense

 

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