Las investigaciones hechas por Katalin Karikó dieron lugar a las vacunas contra COVID-19

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Durante más de 40 años, la bioquímica Katalin Karikó llevó a cabo investigaciones sobre el ARN (ácido ribonucleico) mensajero sintético, o ARNm, que es un código genético.

Su trayecto no fue fácil. Dejó su natal Hungría en 1985 y se asentó en Filadelfia con su esposo e hija de dos años. Sin embargo, aunque consiguió puestos para trabajar como profesora, sus solicitudes de subvención para realizar estudios sobre el ARNm fueron rechazadas repetidamente.

Fue degradada de puesto y enfrentó el escepticismo de sus colegas científicos. No obstante, Karikó se mantuvo centrada en el ARNm al explorar la manera en que las moléculas de material genético de una sola hebra podrían tratar una amplia variedad de condiciones, desde derrames cerebrales hasta el cáncer, y proteger también contra la gripe, entre otras dolencias.

La suerte de Karikó cambió en 1998, cuando conoció al inmunólogo Drew Weissman, un profesor de medicina de la Universidad de Pensilvania, y ambos formaron una asociación de investigación.

Posteriormente, cuando el mundo enfrentaba la pandemia de coronavirus en 2020, el ARNm resultó ser la clave para desarrollar las dos primeras vacunas contra COVID-19 autorizadas en Estados Unidos.

El día de hoy, Karikó y Weissman gozan de un amplio reconocimiento por su innovador trabajo en el desarrollo de terapias y vacunas con ARNm. Han sido galardonados por ser los pioneros de una gran parte de la ciencia en la que se basan las vacunas que se están administrando a decenas de millones de personas en todo el mundo este año.

Karikó, aunque sigue trabajando en Pensilvania, es vicepresidenta sénior en la empresa alemana BioNTech, que se asoció con la farmacéutica estadounidense Pfizer para producir su vacuna.

En diciembre, más de 20 años después de que comenzaran su colaboración, Karikó y Weissman recibieron cada uno la primera dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech en la Universidad de Pensilvania.

Karikó declaró recientemente al periódico New York Post (en inglés): “Estoy contenta con lo que tengo, donde vivo y con lo que hago. Nada va a cambiar”.

Se levanta a las 5 de la mañana todos los días y trabaja en un laboratorio en el sótano de su casa, donde su esposo también tiene su propio espacio de trabajo. Como la mayoría de los padres, citan a su hija, Susan Francia, dos veces medallista de oro olímpica en remo, como su mayor motivo de orgullo.

Karikó sigue entusiasmada con los nuevos medicamentos que las tecnologías de ARNm podrían facilitar. “Sigo creyendo en todas sus posibilidades”, afirma.

De acuerdo con la Universidad de Pensilvania, hay otras vacunas de ARNm en etapas de ensayos clínicos que protegen contra el VIH, el herpes, el virus del Zika, la rabia y la gripe.

Fuente externa:  https://share.america.gov/

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