Entrevista a la poeta costarricense Clotilde Ortega Elizondo

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Por: Fabio Mendoza Obando

Apreciable lector, tengo el privilegio de compartirles  esta entrevista que le realicé  a la poeta, docente y abogada  costarricense Clotilde  Ortega Elizondo quien nació el 12 de abril de 1947 en  Naranjo de Alajuela, pero fue inscrita por sus padres en la provincia de San José capital de Costa Rica. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Vitalia Madrigal en San José y la educación secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Sion de Moravia. En la Alianza Cultural Franco Costarricense, obtuvo el diploma de Conclusión de Estudios  de la Lengua  y la Civilización Francesa. Se graduó de Licenciada en Derecho y Notaria Pública en la Universidad de Costa Rica y de inmediato fue incorporada al Colegio de Abogados  en 1978. Ha trabajado como profesora en Universidades Públicas y Privadas. En el Poder Judicial de su país se desempeñó como Defensora Pública, Alcaldesa  y Jueza de instrucción penal, Procuradora de Alajuela  de 1983 al 2000. Ha publicado tres libros de poesía: Versículo Vital, Ánimo Esdrújulo y Zoon Poetikón. Una vez que se pensionó ha llevado varios talleres de poesía en la universidad y  es miembro de la Asociación Costarricense de Escritoras. Tiene un hijo.

¿A qué   edad empezó a escribir sus primeros versos?

Comencé a escribir desde niña, reflexiones muy personales en las últimas páginas de mis cuadernos escolares y colegiales, tanto en mi casa como en los respectivos recintos educativos.

¿Cuáles fueron esas lecturas de poetas nacionales e internacionales que le marcaron desde su infancia y que perduran con el pasar del tiempo y además fueron importantes en su formación literaria?

Poetas nacionales: Cocorí y Manglar de Joaquín Gutiérrez, Una burbuja en el aire y el sitio de las abras de Fabián Dobles, Cuentos de mi tía Panchita y En una silla de ruedas, de Carmen Lyra.

Poetas internacionales: Azul, Cantos de Vida y Esperanza, El Canto Errante de Rubén Darío, Corazón, Diario de un niño, de Edmundo de Amicis, Diario de Ana Frank, Libro de Ana Frank.

¿Cómo es el proceso de escribir un poema para usted? ¿Puede compartirnos algunos tips?

 Es casi inexplicable. No tengo ningún tips. Soy cien por ciento, noctámbula. Muy pocas veces he escrito un poema con la conciencia totalmente lúcida. Tengo que estar casi despierta, o casi dormida. Algunas veces es cuando ya me estoy despertando, pero la mayoría de las veces, es cuando ya me estoy durmiendo, o ya casi estoy dormida, así es como me llegan no solamente las ideas, sino las palabras y las frases ya hechas, estoy completamente segura de que es Dios quien me las dicta al oído. Incluso algunas veces, aunque esté pensando algo, una voz dentro de mi cabeza, me dicta otra cosa. Tengo que levantarme a escribir, siento una   terrible inquietud, un desasosiego, casi como un pleito conmigo misma hasta que me levanto, y tomo mis cuadernos, pues en primera instancia, no puedo expresarme si tomo la computadora, tengo que escribir necesariamente, en mis agendas viejas, en mis agendas ya usadas durante mis años pasados, no pueden ser cuadernos vírgenes, tienen que tener su historia. Mis poemas casi que se restriegan contra mis antiguos deberes, contra los señalamientos de fechas de juicios pasados de mis deberes de abogada, contra las fechas de mis citas médicas, contra las fechas de cumpleaños de mis seres queridos, esos tienen que ser los cuadernos en los que escribo mis poemas, con la letra casi ilegible, apurada, soñolienta y deseosa de seguir durmiendo, algunas veces con rayones coléricos y otras veces casi gritando de alegría, lo cual no tiene nada que ver con circunstancias del momento, sino con que yo haya quedado o no contenta con lo que me dictó mi subconsciente, y aunque parezca falta de humildad, tengo que decir que estoy segura de que siempre me impulsa un Soplo Divino.

¿Maneja un truco para enfrentarse a la hoja en blanco o a lo digital?

Debido a todo lo antes expresado, jamás me he enfrentado a una hoja en blanco. No son hojas en blanco, son hojas añejas, marcadas, amadas, señaladas, heridas, besadas, abrazadas, llenas ya de recuerdos y deberes anteriores que sin embargo no estorban, sino que están ahí porque ese fue su lugar y tienen que enfrentarse no sé si a mí locura, pero sí a mis poemas, y a ese mi estado nocturno cuando Dios se me enfrenta para llenarme la vida. Lo digital viene necesariamente ya después. Lo digital está sujeto a lo que dicten primero mis garabatos que algunas veces parecen un tornado.

¿Qué manía comúnmente tiene a la hora de escribir?

Tengo que estar completamente sola, porque voy recitando en voz alta lo que voy escribiendo, algunas veces me auto felicito y digo: “ajá, muy bien”, pero cuando no me gusta, lo sigo leyendo y corrigiendo, lo lleno de flechas y de estrellas, y le pongo signos de pregunta, me pongo en modo pleito con las hojas garabateadas, leyendo me escucho hasta que suene hermoso a mis oídos.

¿Qué simboliza escribir poesía para usted?

Jamás he sentido que estoy escribiendo poesía como tal, como cuando de abogada, redactaba los oficios legales para presentarlos a los Tribunales de Justicia, que todo lo pensaba y lo calculaba casi en forma matemática antes de hacerlo. Para mí, la poesía se escribe sola, no solamente es algo que llevo en el alma, sino también en mis venas, en mi sangre y en todo mi cuerpo. Es una especie de amor inexplicable a la existencia, que nunca decae pues curiosamente el contenido de mi poesía no depende de mis estados de ánimos positivos o negativos. La única excepción es que respectivamente, después del fallecimiento de mis padres, totalmente dejé de escribir poesía por más de un año en cada ocasión.

¿Qué otros géneros literarios cultiva?

En cuanto a otros géneros literarios, lo que me gusta es leerlos de otros autores, pero personalmente, no he cultivado ningún otro género literario. Una vez intenté escribir un cuento, lo llevé a uno de los tantos grupos de talleres de poesía a los que he pertenecido, y mis compañeros, quizá un poco en broma, me dijeron que yo era muy buena poeta, pero muy mala cuentista. No lo tomé a mal, pues entendí que era cierto.

¿Qué descubrió primero; la vocación por las leyes o la del arte poético

Es que el arte poético siempre lo llevé en la sangre, sin saberlo. De niña, le escuchaba decir a mi madre, que su papá había sido un poeta totalmente inédito, mi abuelo materno había fallecido el mismo año en que yo nací, por lo tanto, no lo conocí, y no imaginé que ese detalle hubiera tenido que ver algo ni conmigo, ni con los pequeños pensamientos que de niña y de joven yo escribía en las últimas páginas de mis cuadernos, cuando tenía la necesidad de hacerlo. Así fue entonces, que descubrí primero mi vocación por las leyes.

Hay poetas y escritores que descubren su talento a una edad avanzada, unos le dan importancia u otros se detienen y desisten de escribir, ¿Qué opinión le merece de su parte?

Cualquiera que sea la edad a la que una persona descubra su talento, ya lo traía de nacimiento. Es muy difícil que alguien que ha descubierto su talento, a cualquier edad, desista de escribir. Las personas escriben, aunque no enseñen lo que escriben y nadie sepa que lo hacen, o lo dejan muy guardado únicamente entre sus círculos íntimos. Algunos de mis familiares también escriben y muy sigilosamente me enseñan sus trabajos para que yo los mire e incluso que quizá les de algún consejo o les haga alguna corrección. Y cuando les sugiero que publiquen, se niegan rotundamente a hacerlo.

Usted tiene tres poemarios publicados, el primero es Versículo VitalÁnimo esdrújulo y Zoom Poetikón, cada uno de ellos de temáticas diferentes, ¿Cuáles son los temas principales que realzan en cada libro?

Mi primer libro, Versículo vital es una especie de curriculum vitae amoroso. Se refiere al amor de pareja, al amor verdadero, sincero, entrañable. Y también al amor a mis padres, a mi hijo, a mis hermanos, a la naturaleza, a la vida. La única diferencia de este mi primer libro con los otros dos, es que es un arranque literario, como el grito al nacer.

Pero nunca he sido claramente de temáticas, pues como expliqué líneas arriba, mi manía rara, es que necesito escribir, necesariamente, en mis agendas viejas, son como mis viejas amigas, mis compañeras de viaje, siempre ha sido así. Tomo las que voy desocupando de años pasados, cuando ya todo ha quedado atrás. Por eso, entre más viejas son mis agendas, más viejos son mis poemas. Cuando los escribo en la computadora, ya tienen años de estar ahí reposando casi el sueño de los justos. Cuando retomo mis agendas ya escritas, vuelvo al pasado de la agenda y a un pasado un poco más reciente, el de los poemas, Pero todos son un seguimiento. Ninguno es más importante que el otro ni de temáticas aparte o diferentes, todos tratan de mis vivencias, son mi vida en trocitos.

De sus tres libros publicados, ¿Cuál es en el qué más se identifica y por qué?

Definitivamente, con el primero. Es como un bebé que nunca crece.

Tengo entendido que su mamá era una ardua lectora, durante su infancia-adolescencia ella le recitaba mucha poesía, especialmente de Rubén Darío, ¿Cómo describe esos años de su dorada aurora de la vida?

Sí, mis padres eran arduos lectores. Pero mi madre era una lectora y recitadora pertinaz, de Rubén Darío. Se había aprendido muchísimos de sus poemas desde niña, inculcados por su padre. Y ella los recitaba tanto, que, también de niños, mis hermanos y yo, todos aprendimos muchos poemas de Rubén Darío.

¿Cuál es su poema preferido del “Padre del Modernismo”?

Margarita, está linda la mar, pues era casi el himno de mi madre.

¿Cómo visualiza desde su perspectiva poética el futuro de la poesía costarricense?

Magnífico, porque hay muchísimos poetas excelentes, jóvenes, y muy jóvenes. Lo importante es que   todos sigan alimentando su vocación.

¿De qué manera esta era tecnológica ha influenciado en su mundo literario?

En primera instancia, fue algo excelente, increíble, casi un milagro. Pero posteriormente, se ha ido complicando. Ahora, con la pandemia, que no me he podido poner al día en nada, me ha costado cien veces más manejar estas tecnologías.

¿Cuál es su red social preferida  y por qué?

Al principio era Facebook, pero después, ninguna. Nací un doce de abril, y arbitrariamente la red social me cambió la fecha del día de mi nacimiento. Cuando traté de corregirla, todo se me complicó de manera absoluta. Me quitaron la red social como por quince días y cuando regresó, ya no tenía a ninguno de mis amigos. A algunos no los volví a recuperar. Durante unos días quedé también sin WhatsApp, y el correo electrónico también quedó totalmente dañado, del todo no funciona. Por varios motivos soy de alto riesgo en cuanto a la pandemia por lo que no he podido salir a que algún técnico me ayude a recuperar el funcionamiento ni de mi computadora ni de mi celular. Esto lo estoy escribiendo en Word para imprimirlo.

Cuáles son los libros que ha leído en el último año?

Empezaré un poco antes, pues antes del fallecimiento de mi madre, había leído con ella la Santa Biblia. Nos empleamos a fondo. No solamente fue leerla, sino también comentarla entre las dos. Fue una experiencia extraordinaria, literalmente, una experiencia religiosa. Mis padres, los dos, fueron muy católicos.

Siguieron: Larga noche hacia mi madre, de Carlos Cortés, Luna de miel con el libro y otros relatos de Inés Trejos de Montero, LA POESÍA Y LA IDEA Fragmentos de una vieja querella de Vicente Cervera Salinas, ARTE TOLTECA DE LA VIDA Y LA MUERTE de DON MIGUEL RUIZ, EL PODER DEL AHORA UN CAMINO HACIA LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL de Eckart Tolle, UNA NUEVA TIERRA Un despertar al propósito de su vida de ECKART TOLLE. Estos tres libros que he leído últimamente, coinciden con otra actividad por mí adquirida que es practicar el yoga todos los días y leer mucho sobre estos temas.

¿Cuándo publicará otro libro, nos puede adelantar algo de ese proyecto?

He pasado toda mi vida escribiendo poesía. Ahora tengo por lo menos diez libros ya escritos y haciendo fila, en mis viejas agendas, quizá esperando a que me recupere un poco de este tremendo estrés y pesadilla de la pandemia. A todas mis agendas, que son mis cuadernitos viejos, las adorno con poesía, y las amo y hasta las acaricio como si fueran niños, y a ellas mismas, hasta les he dedicado poemas. Son mi vida en trozos, mis locuras, mis sueños, mis vivencias.

¿Qué consejo le comparte a un escritor emergente?

Que jamás se detenga, que siga adelante, que no pierda esa estela poética que nos rodea y nos cubre desde que nacemos y que algunos disfrutamos al aprovecharla.

El autor es Poeta y escritor nicaragüense

 

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