Remembranza de un festival literario virtual

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Por Ana Ayala

Todo cambió desde que escuchamos por primera vez los términos “pandemia” o “cuarentena”, y la vida, tal como la entendíamos, se transformó.
Mientras nos reformulamos el sentido que damos al mundo y a nuestras actividades, no podemos quedarnos inertes como si todo fuera a volver a la “normalidad”, los hábitos y las relaciones entre las personas están mutando y lo que entendemos por cultura es ahora algo diferente.

El COVID 19 ha obligado al mundo a adentrarse por caminos inexplorados donde la falta de paradigmas y precedentes, nos ha permitido superar los límites a la capacidad creativa, reinventarnos y plantear el periodo de crisis como una oportunidad invaluable para romper las barreras de la distancia, traspasar fronteras y abrir paso, a una nueva conversación de forma y fondo, como un medioevo buscando el renacimiento para afrontar la neo normalidad.

Esto fue lo que, en complicidad con Carlos Javier Jarquín, escritor, poeta, promotor cultural y columnista internacional de origen nicaragüense, radicado en Costa Rica, nos motivó para crear e inaugurar el pasado 1 de noviembre, el Primer Festival Internacional Literario HONRANDO LA MUERTE Y CELEBRANDO LA VIDA.

Iniciativa que nació como una propuesta de cooperación internacional y que reunió a escritores de diecinueve países, seleccionados por su calidad literaria y humana; y en la que tuvimos la fortuna de contar con escritores galardonados, premios internacionales y figuras de un renombre literario formidable, como Martha Eloísa Darío Lacayo, Martin Katz Darío y Rubén Darío IV, bisnietos del máximo representante del Modernismo Literario en lengua española, Rubén Darío, y quienes, haciendo honor a su legado, nos honraron con su presencia y sencillez, permitiéndonos disfrutar de sus voces y letras.

Y todos, con el objetivo de crear el camino a una interacción real, concreta y relevante, que diera continuidad a las actividades literarias que fueron alteradas cuando el mundo digital se adueñó de la “normalidad”. Objetivo logrado con un impacto tal, que no solo igualo, sino que superó con creces, lo que podría representar una actividad presencial.

Durante unas horas, tuvimos la oportunidad de trasladarnos desde nuestros lugares de confinamiento, al espacio mágico que crean las letras, tierra fértil que da vida a los hombres y mujeres de papel y tinta, y sumergirnos en una tradición tan viva, que sin darnos cuenta, nos permitió traspasar el sentido de lo “real”, para adentrarnos por momentos y sin apenas percibirlo, en la cotidianidad del “realismo mágico”, como testigos presenciales al estilo puro del gran escritor García Márquez, tiempo y espacio en el que pudimos disfrutar de las festividades del “Día de muertos” en México.

Celebración de sincretismo religioso declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Una visión prehispánica que implica el retorno transitorio de nuestros seres queridos para convivir y celebrar con nosotros, donde la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido y donde morir no significa una ausencia, sino una presencia latente.

Un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido y una fiesta a la memoria y sobre todo a la vida. Trascendiendo los límites del confinamiento global y en un ámbito de libertad, pudimos compartir y celebrar con viejos y nuevos amigos, todos ellos con maravillosas plumas que enriquecen y continúan dando realce a nuestras letras hispanas.

Y a quienes, desde aquí, junto a Carlos Javier Jarquín, todo el equipo de EDITORIAL AYAME y yo misma, expresamos nuestra admiración, reiterando nuestro agradecimiento y amistad.

Información: https://m.facebook.com/Festival-Internacional-Literario-Honrando-la-Muerte-y-Celebrando-la-Vida-106536177921299/

Sobre la autora:
Ana Ayala, es empresaria, Directora Internacional de EDITORIAL UNIVERSITRANS de España y EDITORIAL AYAME de Estados Unidos, gestora cultural, escritora y poeta mexicana.

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